Como en otras ocasiones os traslado aquí los comentarios que realizado a los artículos del profesor Santos Guerra en su blog "El adarve". En esta ocasión Miguel Ángel trata sobre la LOMCE, a la que califica como ley cruel.
"Esta es la Ley del péndulo. Dichoso péndulo que no nos para de
marear. Cierto que las leyes educativas van cargadas de ideología, tanto
las elaboradas por el PSOE como las elaboradas por el PP (recordemos la
LOCE, que se publicó, aunque no se llegó a implantar) y ahora LOMCE.
Y como suele suceder en política, en todo hay medias verdades.
Efectivamente, las leyes socialistas priman la equidad en la educación y
tratan de favorecer la enseñanza pública. Pero tampoco es menos cierto
que, a pesar de los evidentes y grandes esfuerzos económicos, los
resultados de los alumnos no han mejorado. ¿Algo habrá que cambiar?
¿Cuáles son los motivos? Pues ahí también se produce discrepancia según
la doctrina política del observador.
La doctrina conservadora, como bien apunta usted, suele usar
argumentos distractorios para pagar deudas, con la iglesia, con la
empresa privada,… Porque si evidentemente hay cosas que cambiar, no creo
que el paradigma de ello se base en que se imparta la asignatura de
religión o se quite la educación para la ciudadanía, por ejemplo.
Creer que con más fiscalización, tanto en la organización y
funcionamiento de los centros como en la evaluación de los aprendizajes
de los alumnos, se van a lograr mayores resultados, posiblemente sea
otro error. He conocido muchos alumnos y alumnas que su fracaso escolar
suele estar fuera de la escuela, a pesar de haber recibido durante toda
su escolaridad distintos tipos de apoyos (también habría que valorar
como han sido éstos). Y tanto una ley compensadora como una restrictiva
no creo que vayan a variar mucho esta situación.
Claro que hay múltiples circunstancias externas al colegio o al
instituto, como advertía Chivite Izco o el mismo profesor Santos Guerra,
que inciden en el proceso de aprendizaje de los alumnos, pero que desde
la escuela podemos hacer muy poco. También es cierto que el docente
puede tratar de modificar su proceso de enseñanza en muchos casos,
aunque no siempre es cuestión de método.
Soy consciente que la ideología impregna las leyes, lo estamos
viendo, y cómo con ellas las administraciones públicas dan servicio a
sus ciudadanos. Quizás cuando las leyes, en este caso educativas, vayan
limitando dicha influencia, sea entonces cuando se puedan llegar a
consensos, actualmente impensables. Posiblemente de esa forma el pédulo
se detenga.
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