Acabo de leer la entrada semanal que Miguel Ángel Santos Guerra ha escrito en su blog "El Adarve" con motivo del reciente suicidio de un niño. La entrada se titula "El suicidio de Diego". En ella Miguel Ángel reflexiona en voz alta sobre el motivo que le lleva a realizar semejante acto, el rechazo a ir al colegio. Como siempre, el profesor Santos Guerra analiza con la precisión de un cirujano las distintas responsabilidades que abría que atribuir por la consumación de un hecho de este tipo. Desde una perpectiva como docente he escrito un comentario en esa entrada y os lo traslado a continuación.
"¡¡¡Culpables todos!!!
Decía Rousseau que el hombre (mujer, niño, niña) es bueno por
naturaleza, que es la sociedad quien lo corrompe. Y así debe ser porque
un ser cuando nace es como una tabla rasa (como decían Descartes, Locke o
Leibnitz) en donde escribe la experiencia.
Pues la sociedad debe proporcionar malas experiencias cuando vemos
con cierta frecuencia en el ámbito escolar situaciones de acoso escolar.
¿Cómo hay niños y niñas (que deberían ser buenas personas) que
maltratan a sus iguales? Simplemente por aprendizaje por imitación
(Bandura). Los niños están imitando en sus comportamientos lo que ven,
en casa, en los medios de comunicación, en niños mayores, en su
profesorado (también),…
Tan inocente suele ser el que padece la agresión como el que la
realiza. Todos son víctimas de una sociedad cruel, competitiva,
insensible,… que maltrata al más débil.