Acabo de leer una entrada del profesor Santos Guerra en su blog "El Adarve" que titulaba "¡A jugar a la calle!. Como siempre D. Miguel Ángel utiliza su sabiduría y su buen razonamiento para escribir un interesante artículo sobre la necesidad de que jueguen los niños en la calle.
A dicha entrada, desde la modestia, le he realizado un comentario que transcribo a continuación:
"Gracias por este artículo profesor... porque con ello está
justificando un área como la Educación Física, tan maltratada en estos últimos
años...
Gracias porque un Pedagogo como usted y como tantos otros,
acaso hemos olvidado a un tal Piaget, una vez más, eche la mirada a las
posibilidades formativas del juego, en este caso del juego motor.
Vivimos, de nuevo, en años de instrucción, de información,
de individualismo, de introversión... y si bien los currículum abogan por el
desarrollo de competencias que van más allá de todo ésto, sin embargo las
cargas horarias de las áreas y la prioridades educativas se olvidan de la
necesidad de que el alumno juegue, y con el juego: se relacione, se comunique,
aprenda, cultive la creatividad, autoafirme su personalidad... es decir,
desarrolle competencias que se dirigen a todos los ámbitos del desarrollo
integral del individuo: afectivo, social, físico-motor y cognitivo, y como he
escrito en múltiples ocasiones, vuelvo a decir, ¿y quién da más?...
¿Qué áreas del currículo ofrece tantas posibilidades de
aprendizaje? Pocas... ¿verdad?, quizás sólo aquellas que llevan el prefijo
"Educación" por delante, física, plástica o musical. Y llevan este
apelativo porque son áreas fundamentalmente formativas, pero sin embargo tanto
los currículum oficiales, los propios docentes, como la sociedad general,le dan la espalda, las
infravaloran y la menosprecian.
Claro que el niño tiene que jugar, y como bien dice usted,
el mundo actual no le ofrece grandes posibilidades para ello, es más, se las
reduce o limita, pues bien, disponemos dentro del horario escolar de un
instrumento ideal para este fin, las clases de Educación Física.
Las sesiones de nuestra área pueden ofrecer a los niños no
sólo la posibilidad de que jueguen, sino que practiquen y vivan una gran
diversidad juegos: libres, adaptados, reglados, cooperativos, adaptados,
competitivos (¿por qué no?), cooperativos-competitivos, recreativos, populares,
autóctonos, tradicionales, de ficción, sensoriales, gestuales...
Debidamente planificados, estos juegos propician una
infinidad de situaciones didácticas y secuencias de aprendizaje que enriquecen
la formación del niño en todos los planos de su desarrollo, como he advertido
anteriormente.
El juego da placer y sirve de distracción(Schiller), repara
energías gastadas (Claparede), libera tensiones y canaliza las tendencias
antisociales (Carr), permite la autoafirmación del niño y le prepara para la
vida adulta (Hall), se realizan los sueños que no se pueden lograr en la vida
real (Freud), es el motor central del desarrollo del niño, originando intereses
y motivaciones, que son los incentivos de toda maduración (Vigostki), contribuye
íntimamente a la construcción del pensamiento o favorece las relaciones
sociales (Piaget)... Como decía anteriormente, no sólo lo dice Usted, lo dicen
otros expertos, pues entonces... ¿qué estamos haciendo?
Si señor, ¡a jugar a la calle!, pero también se puede jugar en la escuela, por tanto, digamos también ¡a
jugar a la escuela!..."
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