domingo, 24 de enero de 2010

ESTÚPIDA BUROCRACIA

Me cuenta una querida cuñada que está desesperada con el trabajo desmedido que le encomienda la inspección. Es una excelente maestra, una profesional concienzuda, una magnífica persona que se desvive por los niños y las niñas que le han tocado en suerte.

Y hoy la veo abrumada y desconsolada con el ímprobo y absurdo trabajo que tiene que llevar a cabo. Me impresionó oírla decir hace poco:

- No creo que yo me jubile como maestra.

Es una pena. Porque disfruta trabajando con los niños y las niñas, pero sufre llevándose tarea a la casa diariamente, en los fines de semana y durante las vacaciones. Está metida en un sinvivir. Tiene la convicción de que muchas de las tareas burocráticas que le imponen no sirven para nada, salvo para hacer estadísticas y amontonar papeles. No es justo, no es lógico, no es decente que la burocracia abrase a los mejores profesionales de la educación.

Hay que preguntarse con seriedad y urgencia: ¿Cuántas horas de trabajo burocrático asumen los profesionales de la educación? ¿Cuántas horas se dilapidan entregadas a tareas absurdas que no sirven para nada? ¿Cuánto aburrimiento se acumula en las mentes y en el corazón de los docentes por estas iniciativas cada vez más ridículas?

La pirámide jerárquica no se rompe nunca. El ministro le exige a los consejeros, los consejeros a los delegados, los delegados a los inspectores, los inspectores a los directores y los directores a los profesores. (Ya sé que también hay mujeres, y muchas, en la educación, pero no he querido redactar un párrafo rocambolesco). ¿Por dónde se romper esa cadena maldita? ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién es capaz de decir “yo eso no lo mando porque es un sinsentido o “yo eso no lo hago porque es un estupidez”?. ¿Para cuándo la unión de todos y de todas contra la irracionalidad?

Hay quien toma el camino más corto. Se va. Pide una baja y se acabó el problema. Mi cuñada no es capaz de hacerlo porque es una persona con responsabilidad. Entrega como tributo su salud física y mental.

Porque es una persona sacrificada. Y hace a conciencia lo que se le pide. Mil doscientas dieciséis fichas ha tenido que entregar hace poco, correspondientes a los trescientos cuatro alumnos y alumnas a quienes tiene que enseñar inglés. Ficha de cada concepto que ha enseñado en cuatro dimensiones: leer, escribir, escuchar, hablar. Es decir que es para la autoridad educativa es más importante dedicarse a contar lo que se ha hecho que tratar de mejorar las condiciones para hacerlo bien.

¿Quién detiene esta trituradora de ilusiones? ¿Quién para esta maquinaria infernal? No es justo, no es lógico que el trabajo tenga que realizarse a costa de la familia, de la salud o del descanso. Hay que decir basta. Alguien tiene que poner coto a esta insensatez progresiva.

La burocracia es una condena en cualquier trabajo. En la enseñanza es una maldición. Porque se desperdician las horas y porque los profesionales se queman inútilmente.

La burocracia potencia el régimen organizativo jerarquizado e impone una obediencia irracional “Esto hay que hacerlo porque hay que hacerlo”. Pero, qué sentido tiene, para qué sirve, qué impide hacer, qué consecuencias tiene, son preguntas que nadie se hace y si se las hace se las contesta cada uno en privado sin que las respuestas ayuden a corregir las situaciones injustas e irracionales.

Tiene la situación un efecto derivado pernicioso, que es el desarrollo de la cultura burocrática en la que se instalan las prácticas de manera rutinaria, acrítica e irracional. Esas prácticas se perpetúan a veces a través del tiempo y se convierten en comportamientos anquilosados que nadie sabe a qué finalidad responden. Pero se repiten una y otra vez.

¿Cuántas horas dedican los directores y directoras a la burocracia? Pueden destinar su tiempo a tareas pedagógicamente ricas, como coordinar, inspirar proyectos innovadores, investigar sobre la práctica, crear un clima positivo, hacer equipo, proponer iniciativas… O bien, a tareas pedagógicamente pobres, una de las más apremiantes y absorbentes sería la de rellenar papeles, hacer estadísticas y cultivar la burocracia. Sería un atropello exigirles que la mayor parte de su tiempo se invirtiese en tareas tan aburridas como inútiles.

Recuerdo ahora aquella vieja historia que pasa de boca en boca. En un centro se pintó un banco y se encargó a un conserje que se sentara en otro que estaba enfrente para advertir a las personas que el banco estaba recién pintado y que no podían sentarse en él. Diez años después, todas las mañanas, un conserje se sentaba en aquel banco. Cuando alguien le preguntó cual era su misión, no supo qué responder. Siempre, desde que él entró, se había hecho así.

La burocracia potencia el poder irracional. Si tienes que hacer por obediencia cosas más absurdas e ineficaces re refuerza la sensación de que quien manda puede mandar lo que quiera. Robert Mitchel elevó esta idean a una “ley de hierro de la oligarquía”, según la cual cuanto más crece y se burocratiza una organización, más grado de poder se concentra en manos de un pequeño número de personas de posiciones elevadas. Esta ley da por bueno el dicho de P. Masson: “Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los que están en los lugares más altos son los que menos sirven”.

Las autoridades educativas tienen que velar para que los educadores más sensibles no se convierten en burócratas acomodados o desesperados. Sería muy triste que utilizasen su poder para hacer exactamente lo contrario a lo que deben. Y me temo, por lo que mi cuñada me cuenta, que es lo que está sucediendo. Los alumnos y alumnas de mi cuñada no se merecen que traten así a su maestra quienes tienen que cuidarla. Y ella, menos.

Miguel Ángel Santos Guerra.
Publicado en el Blog “El adarve” (La opinión de Málaga)

3 comentarios:

Pepe dijo...

Hasta que no cambie el sistema por un organigrama más horizontal, donde quien más cobre es el que más cerca está del alumnado, mientras a las direcciones de los centros educativos se les "duerma" con trámites burocráticos... El sistema educativo, con LOE, pizarras electrónicas, bilingüismo... solo asistirá a cambios superfluos.
Me queda la esperanza que internet como medio de comunicación pueda ser el comienzo de un despertar silencioso de las conciencias, las ilusiones, las excelencias...

Juan Carlos Muñoz Díaz dijo...

En Andalucía el proyecto de Reglamento Orgánico de los centros va en la línea de fortalecer esta estructura vertical. Las decisiones serán tomadas en su mayor parte por los Equipos Directivos, los Claustros pasan a un segundo plano, en un papel asesor más que de decisor.

Y en la medida que esta estructura vertical se fortalece también se prevee una mayor burocratización, más órganos colegiados, más reuniones, más "papeleo",...

El currículo abierto es un arma de doble filo, por un lado permite al profesorado una mayor autonomía pedagógica, pero también es cierto que le requiere una gran cantidad de tiempo para programar,y en muchos casos no estamos preparados para desmenuzar los currículos oficiales, por tanto se echa mano de las programaciones de las editoriales, lo cual se convierte en trabajo basura, perder el tiempo en copiar y pegar para dejar en los armarios más "papeles inservibles".

Los órganos colegiados viven en continuas reuniones de organización de acticiades extraescolares y complementarias, mira que hay que celebrar "Días" al año... ¿Y las cuestiones pedagógicas? ¿Cuándo se tratan?. No se tratan, no queda tiempo ni ganas...

Reuniones de evaluación para valorar los resultados en base a estadísiticas y actas (de Equipo docente, de equipo de ciclo, de Equipo Técnico)... más papeleo sin que se lleguen a propuestas concretas... Si porque al final vemos que se precisan más profesores para atender los refuerzos y no disponemos de ellos. Y cuando tenemos a un profesor/a de refuerzo éste abandona esta función para pasar a sustituir las ausencias...

Y los orientadores o psicopedagogos, más de lo mismo, se ven envueltos en una vorágine de papeles para al final los niños de NEE no reciban una atención temprana y sus aportaciones al profesorado se queden en lo teórico...

Los "papeles" son necesarios, pero en su justa medida, no perdamos de vista nuestra función educadora y formativa.

Juan Carlos Muñoz dijo...

Lo siento Fran, peor no puedo publicar tu comentario.

No se puede hacer apología de la violencia, y creo que es un docente es aún menos apropiado.

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