Encontramos en el colectivo de docentes distintos tipos de personas.
Las hay muy inquietas, con ganas de aprender y superarse día a día, con
iniciativa y con actitud emprendedora. Pero también existen los inmovilistas,
los quietos, los que piensan que lo saben todo o no desean aprender nada más,
no aspiran a otra cosa distinta a lo que realizan rutinariamente.
A nivel profesional se suele decir que la “rutina mata”. Y
posiblemente sea así. En nuestra profesión, enseñar y educar cansa, y mucho,…
no es fácil desarrollar nuestra labor en una sociedad como la que nos ha tocado
vivir. Por eso existen docentes que buscan
desarrollar otras inquietudes, relacionadas o no con la tarea escolar.
Algunos, entre los que me incluyo, desarrollamos nuestras
inquietudes ligadas a nuestra labor profesional, en este caso, relacionadas con
la educación física. Otros buscan otros alicientes que no tienen nada que ver
con lo que hacen en su profesión. Bueno, si con ello consiguen despertar su
mente y recargar pilas, me parece muy adecuado.
Ahora bien, no entiendo a los que se quedan como están, a
los que no buscan otros alicientes, a los que ni se perfeccionan ni emprenden
nada. Poca rentabilidad le sacarán a su profesión, a no ser que lo único que
les interese sea el aspecto económico.
En tiempos de crisis no cabe duda que lo económico es
primordial, sobre todo para el que carece de estos recursos. Pero no todo es
economía. Existe la inquietud personal o el desarrollo personal que cosecha
otros beneficios inmateriales que no aporta el dinero. Si estas inquietudes
tienen trascendencia en nuestra labor diaria, pues miel sobre hojuelas.
Cuando se desarrollan aspectos ligados a nuestra labor
profesional, pero realizados fuera del ambiente rutinario de trabajo, se
enriquece nuestra vida y la de los alumnos. La nuestra porque somos los que
directamente estamos implicados en este proceso de desarrollo interno y la de
los alumnos porque indirectamente repercutirá en ellos de algún modo. Lo bueno,
lo bien hecho, lo trabajado,.. sólo puede producir beneficios en los otros.
La quietud, sin embargo, suele estar ligado a personas “muertas”,
sin afán de superación, sin ganas de aprender y adaptarse a los cambios, en
muchos casos ligados a la ley del mínimo esfuerzo…
Desgraciadamente, de todo hay, en la docencia y en todos los
trabajos. Felicidades a los “hiperactivos” porque los que no se mueven son seres
inertes como las rocas. Seamos felices con nosotros mismos y sobre todo con lo
que hacemos. Busquemos alicientes para la vida, sólo viviremos ésta. Mientras
nos movemos vivimos,…
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, soy de la opinión de que hay que estar continuamente formándose, y no sólo en nuestro ámbito, sino también en otros (sobre todo nuevas tecnologías, que están a la ordén del día). Como bien dices si te quedas quieto te mueres, por eso siempre hay que estar investigando y mirando cosas, para intentar ser cada día mejor maestro (Cuanto tengo que aprender todavía, ¡madre mía!) y poder realizar nuestro trabajo de la mejor manera posible. Las futuras generaciones seguro que nos lo agradecerán. Un abrazo Juan Carlos. Espero que vaya todo bien. Saludos a la familia.
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