Se oyen algunas voces que demandan la necesidad de la realización de pruebas previas de aptitud física para el futuro profesorado de Educación Física, entendiendo que debe ser un elemento importante dentro de la competencia profesional del decente de esta área. De ahí que plantee la interrogante de si ¿es necesario estar en forma para impartir clases de EF? que da título a esta entrada.
A la hora de realizar una reflexión sobre esta cuestión hemos de pensar cuál es la vía por la que llegan los docentes de nuestra área.
Por un lado tenemos a los maestros de primaria, hasta hace unos años tenían un formación específica en la etapa universitaria, aunque no se les solicitaba ningún tipo de prueba de aptitud física previa al ingreso. En la actualidad, con la nueva titulación de grados dispondrán de una formación más genérica de la etapa y una formación mucho más limitada para impartir el área de EF y tampoco precisarán realizar ninguna prueba de aptitud física para su selección.
Por otro lado tenemos al profesorado de Enseñanzas Medias que suelen provenir de las Facultades de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Éstos han venido realizando pruebas de acceso de aptitud física hasta el curso 2008-2009, pero ahora con la titulación de grado tampoco se les exige.
Posteriormente, una vez se obtiene la titulación, a los futuros docentes tanto de primaria como de secundaria tampoco se les exige ningún tipo de prueba de aptitud en el acceso a la función docente (oposiciones).
Si atendemos a este dato, pienso que no es tan determinante que el profesor de EF deba disponer de un buen estado de forma o de habilidad motriz para impartir el área. Si hacemos una comparativa de cómo se desarrollan las clases en los centros de primaria (donde a los docentes no se les ha exigido ningún tipo de prueba de aptitud física) y cómo discurren en secundaria (donde hasta hace un par de años sí que se les exigía) seguro que no observaremos diferencias substanciales ni significativas.
Quizás haya que analizar otro aspecto, quién realiza la demostración de lo que hay que hacer. Si los estilos de enseñanza utilizados están basados en que sea el profesor quien ejecute la demostración, parece claro que, si es el modelo a seguir, requiere una capacitación físico y motriz, de lo contrario, en muchos casos, lo que va a enseñar estará distorsionado o enseñará otra cosa muy distinta.
Si los estilos de enseñanza otorgan un protagonismo principal al alumno en su proceso de enseñanza y aprendizaje, siendo éstos quienes a través del descubrimiento o de la libre exploración vayan enriqueciendo su repertorio motriz, o bien siendo ellos quienes realicen la demostración con las indicaciones del profesor, entonces se nos antoja que la forma física del docente no es tan determinante.
En mi caso, que no he tenido una formación universitaria específica para el área de EF (era de Ciencias Sociales), pero sí tuve que realizar pruebas de aptitud física en las oposiciones a maestro de EF (realmente no eran muy selectivas) mi postura hacia esta cuestión ha ido variando con la edad y con la experiencia.
Con 26 años y un estado de forma envidiable creía que el buen profesor de EF era aquel capaz de hacer con su cuerpo todo lo que se le solicitaba a sus alumnos, si yo no era capaz de hacerlo no podía pedirle a mis alumnos que lo hicieran. Posiblemente, como ejercía el mando directo como estilo de enseñanza predominante, mi estado de forma era muy importante en esa etapa, aunque desde la distancia observo las grandes limitaciones que tenía en otros aspectos mucho más importantes de la docencia.
En la actualidad, desde la madurez, después de haber transcurrido más de 20 años, cuando mi estado físico se ha ido deteriorando, tanto por el paso del tiempo como por el estilo de vida más sedentario, sólo echo en falta mi condición física cuando juego con mis alumnos, porque para impartir mis sesiones no lo estimo tan necesario. Ahora tengo muchos más recursos para desarrollar mis sesiones de forma más didáctica y atractiva que antes.
Sea como fuere, consciente o inconscientemente, los docentes nos convertimos en modelos para nuestros alumnos, no sólo a nivel físico o motriz, sino en nuestra forma de ser y actuar. Este modelo se puede seguir y copiar, o por el contrario, se puede tender a evitar, según las percepciones que tengan nuestros alumnos sobre nosotros y la forma de impartir nuestra área.
Entonces, no sólo habría que seleccionar al profesorado por su estado de forma física, también habría que tener en cuenta otros parámetros, como su salud mental, su capacidad de liderazgo, su iniciativa personal, su creatividad, su inteligencia, su capacidad de comunicación, su capacidad de animación,...
Luego, para un docente la aptitud física es tan importante como su aptitud psíquica, y ésta no se somete a ningún tipo de valoración previa.
Las competencias de un docente, sea del área que sea, deben ser cuantas más mejor. Nuestra función no es nada fácil, trabajamos con personas en formación, nuestra intervención educativa puede condicionar el futuro de las mismas. Por ello, se ha de seleccionar a los mejores desde el primer momento. El acceso a la universidad de los futuros docentes ha de ser bastante selectivo, la nota de selectividad debe ser muy alta, para que entren los mejor formados; la fase de prácticum ha de ser más duradera y exigente, quien no valga, porque no todos valemos, que se dedique a otra cosa, saldrá ganando él mismo y sus posibles alumnos; el acceso a la función docente ha de seguir esa línea selectiva, no puede ser que la suerte o la falsa experiencia pueda intervenir a la hora de superar una oposición.
Y con ello no digo que todos hayamos aprobado de "potra", menos aún en nuestra área, soy consciente, como preparador, de la gran competencia y dificultad que siempre ha imperado en la especialidad de EF en Primaria. Pero también soy consciente de la inoperancia e incompetencia de algunos colegas, aunque quizás eso no esté relacionado con su formación sino con la persona misma. Pero ello, no es una circunstancia propia de nuestra especialidad, afecta a todos los docentes, y afecta en todas las profesiones. Como he dicho: va con la persona.
Para concluir, pensar sólo en ser exigente en el estado de forma de un docente es reducir las cualidades que han de adornar la competencia profesional del mismo. Se ha de ser exigente en todas, no sólo en una. Todas ellas determinan en mayor o menor medida nuestra intervención.
7 comentarios:
Buenas tardes Juan Carlos, me parece muy interesante tu reflexión. Creo que mas que estar en forma, seria tener un mínimo de coordinación en las ejecuciones de tareas, juegos, ejercicios,.etc...
Evidentemente es difícil dominar todos las habilidades, pero si quiero poner en marcha algún tipo de contenido que no controlo, pues sería prepararlo a conciencia y practicarlo. En mi caso por ejemplo no sabia patinar con soltura, y como mis alumnos me lo demandaban, al curso siguiente me compre los patines y aprendí. La experiencia fué positiva para mi y para mis alumnos. Podría haber realizado esta clase sin aprender a patinar pero creo que sería menos enriquecedora, ya que habría sensaciones, problemas, etc.. que no podría transmitir a mis alumnos.
Por otra parte has tocado un tema que me parece bastante interesante; las pruebas físicas en los accesos tanto a maestros y profesores.
Yo estoy de acuerdo con las pruebas físicas "coherentes", es decir pruebas que sirvan realmente para demostrar tus capacidades como docente. Por ejemplo hasta hace poco existía la prueba de expresión corporal para los maestros, y pregunto ¿que demostrabas con hacer el "Indio" delante de un tribunal durante un minuto? ¿demostrabas que sabias trabajar la expresión corporal?, en mi humilde opinión no. Lo demostraría mejor pues explicando, aportando material, etc...
Para mí sería mas adecuado, en vez de pruebas físicas (agilidad, resistencia, habilidades deportivas, etc..), el plantear una situación pedagógica donde el aspirante tenga que plantear de manera práctica una clase por ejemplo de "equilibrio".
En definitiva la experiencia propia aporta riqueza en la enseñanza.
Hola Juan Carlos, estoy de acuerdo contigo que para impartir la clase de ef no hay que tener una gran forma física, creo que no es necesario ser un deportista de alto nivel ni mucho menos, y además la linea que sigue el área es esa precisamente, ofrecer la actividad física y el deporte como un recurso para utilizar en nuestro ocio y tiempo libre y adquirir hábitos saludables y no especializar al alumno en un deporte, no estamos en la época de la gimnasia soviética. Otra cosa sería saber si en un tribunal de oposiciones jugaria a tu favor presentarte delante de ellos con 100 y pico kilos, eso seria otro cantar. Por otro lado queria comentar que cada vez se hace más dificil encontrar maestros de ef por encima de los 40, la gran mayoria tira para primaria, el patio, el frio, el calor, acaba quemando a la gente, yo doy fe que dar clase a -1 o -2 grados no es plato de buen gusto, de la misma manera que cuando llegan 35 grados en mayo o junio en jaen o córdoba a ver quien lo aguanta, a uno mismo y a los niños que a los 5 minutos no quieren hacer nada evidentemente por la calor que hace, yo al menos no se hasta cuando aguantaré con la ef, la mayoria de los compañeros que tengo han volado bien pronto a primaria, cuando las horas van pasando necesitas moverte con ellos, y desgraciadamente los años no pasan en valde, un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo Juan Carlos, no creo que sea determinante la forma física para dar clases en nuestro área. Como tú bien comentas en tu post, si medimos la capacidad física del individuo en cuestión también sería necesario medir otros parámetros como tú bien citas:
-salud mental.
-Capacidad de liderazgo.
-Iniciativa personal.
-Creatividad.
-Inteligencia.
-Capacidad de animación y comunicación.
Hemos de recordar que tratamos con personas, las cuales se encuentran en proceso de formación.
Y para enseñar, no vale todo el mundo, hacen falta una serie de requisitos básicos para que dicho proceso sea fructífero.
Un abrazo, tan elocuente como siempre. ¡Cuidate mucho!
Mi estado de forma ha ido cambiando con el tiempo. El peor momento fue tras la maternidad: tener dos hijos que se llevaban tan poco mermó el tiempo que podía dedicarme a mí misma. Siempre he creído que soy maestra de ef dentro y fuera de la escuela y, por ello, intento mantener un estado mínimo de forma física. Primero porque n oconcibo una dualidad igual que en otras profesiones (un agente de la autoridad que se pusiese de parte del hampa, por ejemplo; un médico o sanitario que fuma o se droga(uyyyyy lo que he dicho!!)Buenos esas cosas. Después , porque estar en forma facilita mi tarea: es realmente cansado estar de pie 5h diarias, participar en algún juego si no lo estás.
Vic
Nacho, coincido contigo en que es necesario un mínimo de habilidad motriz en el profesorado, de hecho, pese a los años y a los kilos, puedo ejecutar múltiples y diversas habilidades y destrezas motrices.
La entrada me ha servido para tocar otros aspectos que también creo que son importantes en la formación del docente de EF.
En cuanto a las famosas pruebas que se hacían antes en el magisterio, expresión corporal o secuencia didáctica de una habilidad motriz, a mi si que me parecen muy interesantes porque se valoran otras cosas. En la de expresión corporal, que tu dices que se hacía el "indio", se demostraba lo inhibido o desinhibido que era el aspirante, aspecto esencial para poder trabajar este bloque de contenidos. Quizás no nos gustara porque ahí muchos demostrábamos ciertas carencias.
Insisto, cuanto más selectivo, mejor, pero que se consideren múltiples competencias profesionales, no sólo unas pocas.
Para explicar algo o aportar material tenemos la exposición de una unidad didáctica con sus respectivas sesiones.
Gracias por tu colaboración.
Ángel David, efectivamente no debe ser un trabajo fácil el que realizamos cuando a partir de cierta edad, en el magisterio, los colegas se van abandonando la EF. En el último concurso de traslados era el que más puntos tenía en la provincia de Jaén y el quinto de Andalucía a los cuarentaitantos (yo me considero joven).
Y de momento seguiré pasando muuuucho calor en verano y muuuuucho frio en invierno. A ver cuánto aguanto.
Gracias Ángel por tu comentario.
Gracias también a Esteban, aunque tengo ganas de que lleves la contraria algún día.
Y gracias a Vic, aguantar de pie durante toda la mañana cansa y mucho, y con frío y calor más. Aunque sea sólo para eso ya hay que disponer de un mínimo de forma.
Lo de la dualidad, es necesario, pero no imprescindible. Yo en algunas cosas he sido "bombero" y a la vez "incendiario". Para que veas, uno no es perfecto, por eso cuando hablo de competencia profesional me meto en el "saco". Ya me gustaría ser un bombero ejemplar...
Mi comentario es el siguiente: como profesionales de la Educación Física tenemos un respaldo academico el cual fue adquirido en nuestra escuela formadora, como tales tenemos un andamiaje de conocimientos adquiridos y ademas irremediablemente proyectamos una imagen y un mensaje a la sociedad, vendemos u producto: la actividad física, el deporte y la salud. Ante tal circunstancia, si nosotros no consumimos nuestro propio producto no entiendo como es posible pretender venderlo en las escuelas y en la sociedad mísma. Es decir que no entiendo como podemos decir que el ejercicio, la actividad física y el deporte en general proporciona salud y bienestar físico si nosotros mismos no lo practicamos y no estamos "en forma". Es tan absurdo como oir hablar y dar consejos a un nutriologo sobre como evitar ser obeso, si el mísmo lo es. El ser profesionales DESTACADOS en un ámbito es cuestion de CREDIBILIDAD, y si ese cumulo de conocimientos que tengo como tal no los utilizo en mí persona, carezco de eso: de CREDIBILIDAD
Sportbilly, coincido contigo en que, aunque suene a mercantilismo, el ejemplo del profesor/a es muy importante, sobre todo en las edades de primaria en donde nos convertimos en un espejo donde ellos se miran.
Pero también te digo que si el profesor/a sólo es eso, un buen escaparate físico, me temo que su CREDIBILIDAD también queda en entredicho.
La CREDIBILIDAD, se ha de ganar de muchas formas, y todas se concentran en una buena formación previa y una gran capacitación profesional.
Estoy harto de ver jóvenes profesores de EF con un físico imponente vestidos a la moda y que desde el punto de vista didáctico dejan mucho que desear.
La CREDIBILIDAD hay que ganársela día a día, creyendo en lo que haces, de lo contrario será muy complicado verdérselo a tus alumnos.
Mira que en primaria los niños se conforman con muy poco, pero si que saben valorar a un buen y a un mal profesor/a de EF. Pues ya no te digo nada en Secundaria, allí las apariencias no engañan.
Gracias por tu opinión.
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