
Estamos acabando el curso, y como suele suceder por esta época, la gente se acuerda de las vacaciones del maestro, y digo del maestro porque es al maestro de escuela al que se suelen referir, no tanto al profesorado de Secundaria o de Universidad.
Efectivamente, se acuerdan de nuestras privilegiadas vacaciones, y se acuerdan principalmente porque las familias tienen que aguantar a sus hijos durante tres meses, pero también por la envidia de disponer de un periodo tan largo de descanso que ellos no pueden disfrutar. Los alumnos de Secundaria y de Universidad, suelen disponer de más tiempo de vacaciones, pero no son tan problemáticos, son más independientes y no causan tanto trastorno familiar.
Y cuando la ignorancia se pone a hablar se suelen decir muchas tonterías, lo peor de todo es que se toma como verdad y se asienta en la sociedad. El otro día, sin ir más lejos, puede escuchar en tono irónico a Andréu Buenafuente en su programa de la Sexta diciendo algo así como que los maestros tenemos tres meses de vacaciones para dejar de quejarnos de los problemas que tenemos con los alumnos...
Este Señor gana mucho dinero por hacer el payaso y seguro que dispondrá de un periodo vacacional mucho más amplio que el de un maestro, y sino veamos cuantos programas emite en directo este verano, además de no saber cual es nuestro periodo vacacional trata de hacer una gracia con su ignorancia.
Si nuestro trabajo fuese tan cómodo como el suyo a lo mejor no necesitábamos tanto descanso. Si ganásemos tanto dinero como él es posible que pudiéramos dedicar los dos meses a viajar por todo el mundo, a dormir en los mejores hoteles y a comer los mejores manjares. También es posible que tuviésemos dinero para invertir en alguna empresa de comunicación que nos reportaría pingües beneficios al finalizar el año...
Pero dentro de su ignorancia en algo tiene razón, tenemos dos meses para desconectar de la vida escolar, porque de lo contrario terminaríamos todos "chochos". Cuando se trabaja con alumnos, y qué alumnos tenemos en hoy en día, el desgaste emocional y psíquico es bastante alto y para ello se requiere tiempo, porque de lo contrario empezaríamos el nuevo curso acudiendo al psicólogo o al psiquiatra...
Si la familia no puede controlar a 1 ó 2 hijos, que es donde está la media de las familias españolas, que se puede decir de alguien que trabaja con 25, cada uno de su "papa y de su mama"...
Es posible que no seamos el único colectivo profesional que necesite este largo periodo vacacional, no lo discuto, seguro que hay muchos otros que también lo precisan... Pero el problema no sólo radica en el tiempo que necesita el maestro para recobrar nuevos impulsos, sino el que necesita el material humano con el que trabajamos, nuestros alumnos. Ellos también necesitan unas merecidas vacaciones, ellos también necesitan desconectar. Sus mentes en formación precisan madurar lo aprendido, poner en práctica sus enseñanzas, disfrutar de sus familias sin tener que pensar en los deberes...
Por otro lado está el tiempo que necesita la administración para organizar el próximo curso, concursos de traslados provisionales, comisiones de servicio, puestos de carácter singular, oposiciones... Por cierto los tribunales está compuestos por maestros, éstos maestros este año no dispondrán de dos meses de vacaciones, porque en el mes de julio estamos a disposición de la administración, los equipos directivos igualmente suelen estar en los colegios en julio, para atender obras y reformas, por ejemplo.
Este año en Andalucía, empezaremos el curso con los niños antes, el día 10, en vez del 15 de septiembre, se aumentan los días lectivos en tres. Con ello se pretende mejorar la calidad de la educación y de los resultados escolares, así como conciliar la vida familiar y escolar. Pues lo llevan crudo. Porque lógicamente no se va a logran ninguno de los dos propósitos.
Tres días más; con las altas temperaturas andaluzas; sin libros de texto; sin tiempo para organizar el curso; con los albañiles, fontaneros, electricistas o pintores en los centros; sin disponer de toda la plantilla... lo único que se mejorará es que la guardería escolar se abre tres días antes, las familias descansarán tres días de sus hijos, porque mejora de calidad de la educación nada de nada. Y de conciliar la vida familiar y escolar menos. Si de verdad se quiere conciliar esta vida los colegios deberían estar abiertos todo el verano, y los niños deberían estar atendidos por monitores, pero eso cuesta mucho dinero, los libros de texto no, en Andalucía se dan gratis a todas las familias.
No sé como se va a conciliar la vida familiar y escolar cuando muchas familias toman sus vacaciones en septiembre, no sé como un profesor puede organizar su evaluación inicial cuando les falten 4 ó 5 alumnos. No sé que dirán las empresas de turismo cuando comprueben que a la crisis que sufrimos tendrán que añadir una reducción del turismo en septiembre, porque algunas familias el día 8 ó 9 de septiembre darán por finalizadas sus vacaciones.
Como podemos ver el inicio y finalización de las clases no es sólo un problema de vacaciones de los maestros, es un problema más global, y hay que darle soluciones globales.
Ya nos gustaría a los maestros poder disfrutar de nuestras vacaciones en otros periodos del año cuando los precios de los hoteles estén más bajos, ya nos gustaría ganar más dinero para rentabilizar esos dos meses de vacaciones. Muchos maestros se quedan en casa porque sólo pueden disfrutar de una o dos semanas en un apartamento o en hotel, otros, bien es cierto, no nos podemos quejar...
En todos los colectivos profesionales hay ciertos privilegios, el nuestro está ligado a las vacaciones, pero seguro que en el sueldo no. Cuando estudiamos en magisterio sabíamos los pros y los contras y a ello nos sometemos, pero si tuviésemos un mes de vacaciones seguro que las aulas de la universidad se quedarían semidesiertas, porque en eso caso habría que sopesar si merece la pena tener un trabajo con como el nuestro con tantos inconvenientes: traslados de aquí para allá (¿qué maestro interino o recién llegado puede conciliar su vida profesional con las de sus familias?), expuestos todos los días en las carreteras, aguantando niños mal criados o que precisan una atención que no se les presta en sus familias, aguantando a las familias de los niños mal criados, padeciendo en muchos casos las carencias en recursos e instalaciones de los centros, rompiéndonos la voz y el alma en nuestras clases, aguantando el desprestigio social al que nos vemos sometidos, en Educación Física, ya no te cuento, pasando frío en invierno y "asándonos" en verano...
En estas condiciones y con un mes de vacaciones habría que pensar en otro trabajo... Éste se lo dejaría para los que se quejan de nuestras vacaciones. ¿Señor Buenafuente me cambia su trabajo?
Juan Carlos Muñoz Díaz