En la iniciación deportiva he defendido en múltiples ocasiones la necesidad de adaptarlo todo: reglas, espacios, tiempos, materiales,... y número de jugadores. Es en este último aspecto en el que quiero detenerme para realizar mi reflexión.
En la formación deportiva tanto de club como escolar es determinante el uso del tres contra tres como unidad básica de aprendizaje, no sólo porque facilita una mayor participación activa de todos los alumnos sino porque da lugar a que se den las situaciones básicas de juego: igualdad (1X1, 2X2, 3X3), superioridad (2X1, 3X1, 3X2) e inferioridad (1X2, 1X3, 2X3).
Analicemos el párrafo anterior.
La Educación Física requiere participación activa de los alumnos, más aún cuando el número de sesiones semanales se van reduciendo en los horarios. Situaciones de juego de tres contra tres favorecen esta participación, medida en el número de interacciones que puede realizar un jugador con sus compañeros, esté o no en posesión del móvil, ya sea en situaciones de ataque o defensa.
Si el número de jugadores de cada equipo aumenta reduciremos la posibilidad de participación de los alumnos menos hábiles. Con frecuencia observamos que los más habiles tienden a acaparar el juego en perjuicio de los otros. Precisamente éstos, los menos dotados, son los que necesitan más intervención en el juego. Por ello, en beneficio de una implicación motriz equitativa es necesario que los agrupamientos, en este caso, de tres en tres, sean homogéneos. Ya habrá otras unidades didácticas, otras sesiones, otros recursos y otros juegos donde se prime lo formativo por encima de lo motriz. Con ello no quiero decir que no se estén desarrollando aspectos formativos: el saber ganar y perder, la colaboración, la deportividad,... están presentes en estas situaciones aún partiendo de grupos homogéneos.
Cuando un jugador posee el móvil en situaciones derivadas del tres contra tres, el número de decisiones se reduce: al pasar, cuando ha de progresar y al anotar. En el pase deberá intentar pasar a uno de los dos compañeros, teniendo
en cuenta que esté en las mejores condiciones posibles (libre de marca,
más cerca de lugar de anotación, con mayor facilidad de seguir
manteniendo la posesión,...). Al progresar deberá seleccionar la trayectoria de desplazamiento más idónea para evitar al contrario y acercarse a lugar de anotación. Y finalmente, al intentar anotar, deberá tener en cuenta el lugar más facil en función de la posición de los defensores. Todas estas decisiones, además, se han de tomar rápidamente si se quiere ser eficaz, de lo contrario, es posible que pierda la posesión del móvil.
Cuando un jugador está en ataque, pero no está en posesión del movil está deseando que se lo pasen, lo reclama y si no lo recibe se enfanda. Además, es muy importante que aprenda a ayudar al compañero que posee eel movil. Para ello tendrá que desmarcarse, ya sea alejándose en busca de una situación fácil de anotación o de acercamiento para facilitar el pase del pasador. En el tres contra tres es más fácil buscar un espacio para recibir el pase y que el número de pases que le llegan sea mayor.
¿Y qué ocurre cuando el jugador está en defensa? Igualmente se reducen las decisiones y se simplifica el juego. A su vez, aumentará la posibilidad de recuperar la posesión lo antes posible. En edades tempranas a los alumnos no les gusta esperar en exceso para tener el móvil, de lo contrario se aburren o se enfadan.
Muchas variables y posibles decisiones a adoptar, a pesar de jugar tres contra tres. Yo diría que suficientes para aprender. Entonces ¿por qué introducir más jugadores? Lo único que conlleva es multiplicar de forma exponencial las varibles y decisiones. Todo ello dificulta el juego y por consiguiente el propio aprendizaje.
Dejémonos del 11 contra 11 en el fútbol, del 7 contra 7 en el balonmano, del 6 contra 6 en el voleibol, del 5 contra 5 en el baloncesto,... o de la mitad de la clase contra la otra mitad, que también se ve... Esto no nos lleva a nada. La participación es mínima con lo cual se reduce el aprendizaje y habrá escasa repercusión motriz.
Además, en el mejor de los casos, imaginemos un partido de baloncesto de cinco contra cinco, dificilmente se dan situaciones de 5 contra 5, de 4 contra 1, o de 5 contra 3, por ejemplo. Los buenos jugadores suelen buscar simplificar el juego a situaciones de 2 contra 1 o de 1 contra 1, que son realmente las dos situaciones de juego básicas. Y sobre ellas hay que centrar el aprendizaje técnico-táctico en la iniciación deportiva.
Por tanto, olvidemos las reglas, adaptémolas en beneficio del aprendizaje, de la participación y de lo motriz.
3 comentarios:
Comparto totalmente tu planteamiento. Pienso que el 3x3 es ideal, incluso la posibilidad de colocar un alumno/a comodín, que vaya con los dos equipos, cuando cualquiera de ellos tiene posesión de balón. Dando siempre situaciones de superioridad e inferioridad y trabajando en los alumnos/as la inteligencia táctica de utilizar a ese alumno/a comodín.
El problema radica, en la ratio de los alumnos/as y en el espacio disponible. En algunos centros nos encontramos con ratios altas y poco espacio, por lo que este tipo de agrupamientos suele ser complicado de llevar a cabo, y hay que buscar alternativas más númerosas, con los perjuicios que eso conlleva y que bien has descrito en tu entrada.
Pero que lo ideal es eso, ¡Totalmente de acuerdo! Igual que creo que lo ideal en educación sería 15x1 (15 alumnos/as por maestro) y en clases de 30. Pues 30x2. ¡Eso sería lo ideal! ¿Utopía? Seguramente sí.
Un abrazo Juan Carlos. Gracias por tus reflexiones.
Esteban.
Como bien sabes, en la inición deportiva se debe adaptar todo. incluido el espacio. Los situaciones de tres contra tres (partidillos) se realizan a lo ancho de la pista con el objeto de aprovecharlo al máximo. No tenemos en cuenta lineas que lo delimiten, y las zonas de anotación puede ser cualquier cosa: un cono, un aro, una línea,...
Mira por donde yo si sé lo que es tener una ratio de 1:15. Y te puedo decir que en Educación Física este número reduce muchas posibilidades de agrupamiento, ya no sólo en la iniciación deportiva sino en cualquier situación de juego. Primero porque es impar y dificulta emparejamientos, y, además, la creación de grupos: piensa en dos grupos de 8X7, o en tres grupos de 5, 0 en cuatro grupos de 4:4:4:3,... Prefiero ratios de 1:18 o de 1:20. Como ves, a ser posible, un número par y fácilmnete divisible. El 18 favorece el 3:3, el 20 facilita más variedad de agrupamientos de situaciones lúdicas. Pero como no opdemos elegir el número de alumnos por clase, pues... como siempre, habrá que adpatarse a las circunstancias que nos toque. Como ves la palabra mágina en EF es ADAPTACIÓN.
Gracias por tu participación.
Yo añadiría otra palabra mágica en Educación Física: REINVENTARSE. Tenemos que estar constantemente reinventándonos para superar las diferentes dificultades que nos encontramos en nuestro día a día. Un abrazo Juan Carlos. Siempre es un placer entablar debates contigo. En verano voy a verte, para hacerlo con paellita y cervecita. jejeje.
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